jueves, 2 de agosto de 2012

Diarrea en bebés


¿Qué causa la diarrea? 


La diarrea puede ser consecuencia de una infección vírica o de una infección bacteriana. También la puede causar un parásito, un tratamiento de antibióticos, o algo que ha comido el niño. 

Infección vírica

Hay varios tipos de virus — como el rotavirus, adenovirus, calicivirus, astrovirus e influenza — que pueden causar diarrea, así como vómitos, dolor abdominal, fiebre, escalofríos y malestar general

Infección bacteriana

Una bacteria, como la E. coli, la salmonella o el estafilococo, puede causar diarrea. Si tu hijo tiene una infección bacteriana puede tener diarrea severa, acompañada de retortijones, sangre en las heces y fiebre (puede presentar o no presentar vómitos). 

Algunas de estas infecciones desaparecen espontáneamente, pero otras, como las causadas por E. coli, que se encuentra en la carne poco cocida y en otros alimentos, pueden ser muy graves. De modo que si tu niño tiene estos síntomas, llévalo al médico. Lo examinará y probablemente analizará un cultivo de heces para detectar señales de infección bacteriana. 

Parásitos

Las infecciones parasitarias también pueden causar diarrea. La giardiasis, por ejemplo, la causa un parásito microscópico que vive en los intestinos. Los síntomas pueden incluir gas, hinchazón, diarrea y heces grasientas. Los parásitos se contagian con facilidad en guarderías y el tratamiento incluye medicamentos especiales, por lo que tendrás que llevar a tu hijo al doctor. 

Demasiado jugo

Beber demasiado jugo (especialmente jugos de frutas que contienen sorbitol y altos niveles de fructosa) o demasiadas bebidas endulzadas, puede producirle a tu hijo dolor de estómago y diarrea. Disminuir la cantidad debería resolver el problema, aproximadamente en una semana. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda no dar jugos de frutas a los bebés antes de los 6 meses de edad y , después de esa edad, no darle a un niño más de un vaso pequeño de jugo al día. 

Si tu hijo es un bebé, ten en cuenta que la leche de fórmula mal mezclada también puede causar diarrea, de modo que asegúrate de usar la cantidad de agua adecuada al prepararla. 

Una alergia alimentaria (en la que el sistema inmunitario del cuerpo tiene una reacción adversa a proteínas de los alimentos que normalmente son inofensivas) puede causar reacciones graves o leves, inmediatamente o un par de horas después de ingerir el alimento. Los síntomas pueden incluir diarrea, gas, dolor abdominal y sangre en las heces. En casos más severos, una alergia también puede causar urticaria, un sarpullido, hinchazón y dificultades para respirar. 

La proteína de la leche es el alérgeno alimentario más común. (Tu bebé no debería beber leche de vaca hasta después de cumplir un año, pero la leche de fórmula hecha con leche de vaca o la comida hecha con un producto lácteo, una vez tu bebé esté comiendo alimentos sólidos, podrían causarle una reacción si tu bebé es alérgico. También un bebé lactante podría presentar una reacción alérgica si la madre ha consumido productos lácteos.) 

Intolerancia alimentaria

A diferencia de una alergia alimentaria, una intolerancia no está relacionada con el sistema inmunitario. 

La intolerancia alimentaria más común es la intolerancia a la lactosa, sin embargo es muy poco común que un bebé la padezca. Si tu hijo padece intolerancia a la lactosa, carece de la enzima que se necesita para digerir el azúcar presente en la leche de vaca y otros productos lácteos. Al permanecer la enzima en el intestino, produce síntomas como diarrea, retortijones y gas. Los síntomas usualmente comienzan entre media hora y dos horas después de haber consumido productos lácteos. 

Sin embargo, ten en cuenta que si tu hijo tiene un caso grave diarrea, puede tener problemas temporales para producir lactasa, y como resultado puede presentar síntomas de intolerancia a la lactosa durante una semana o dos. 

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene diarrea? 

Primero deberás considerar qué es una deposición normal para tu hijo, teniendo en cuenta su edad. 
Los bebés recién nacidos hacen caquitas con frecuencia, a veces después de cada comida, y sus heces suelen ser bastante suaves, especialmente si están amamantando. Además, las caquitas de tu bebé pueden cambiar dependiendo de lo que tú hayas comido, si le das el pecho. Una vez empieces a darle alimentos sólidos, sus caquitas serán un poco más duras, aunque esto tambien variará dependiendo de su dieta. 

Un niño más mayorcito que ya come una dieta sólida, puede ir de vientre dos veces al día o pasar varios días sin ir de vientre, y ambas cosas pueden estar dentro de la normalidad. 

¿Puedo darle un medicamento contra la diarrea? 

No, a no ser que su doctor se lo recete. Estos medicamentos pueden ser peligrosos para los niños. 

¿Cuándo debo llamar al médico? 


Llama al médico de inmediato si tu bebé tiene 3 meses de edad o menos y tiene diarrea. 

Si tu hijo tiene entre 3 meses y 1 año, llama al médico si tiene diarrea y presenta alguno de los siguientes síntomas: 

• Vomita varias veces 

• Señales de deshidratación, como boca seca, no haber mojado el pañal durante seis a ocho horas o más y llanto sin lágrimas 

• Sangre en las heces o heces negras 

¿Cómo puedo evitar que mi hijo contraiga diarrea debido a una infección? 

Lavarse las manos con frecuencia es la mejor defensa, porque los microorganismos que causan diarrea se transmiten fácilmente de las manos a la boca. El niño puede contraer una infección que causa diarrea con sólo ponerse los dedos en la boca después de tocar juguetes u otros objetos contaminados por las heces de un niño infectado. 

Lávate bien las manos durante 15 segundos como mínimo con jabón y agua caliente después de tocar pañales sucios o utilizar el baño y antes de preparar comida. Lava también las manos de tu hijo con frecuencia. Asimismo, lava bien las frutas y verduras antes de servirlas, porque las bacterias nocivas también se pueden diseminar de esta manera.




La importancia de las vacunas en un bebé

Desde el nacimiento y hasta los 14 y 16 años de edad, todos los niños deben vacunarse, para evitar padecer determinadas enfermedades, así como sus consecuencias y complicaciones.


Las vacunas son primordiales para los más pequeños, ya que el consumo de la leche materna los hace crear anticuerpos, pero no los suficientes para combatir otras enfermedades fuertes y virales que pueden llegar hacer mortales si no son atendidas a tiempo.  


Las vacunas  son productos biológicos obtenidos de bacterias o virus debilitados o muertos. Cuando se administran las vacunas por vía oral, subcutánea o intramuscular, el organismo reacciona formando anticuerpos, es decir, defensas contra la enfermedad que se vacuna, de tal forma que, más adelante, si entramos en contacto con la enfermedad natural, ya nos encontraremos protegidos frente a ella.


Durante los dos primeros años, es de vital importancia recibir  las vacunas que  protegerán al bebé contra 9 enfermedades entre las cuales se encuentran: difteria, tétanos, tos ferina, poliomelitis, sarampión, rubéola, paperas, hepatitis B y Haemophilus influenzae b, meningitis c y las causadas por el Neumococo.

Las vacunas que corresponde para prevenir algunas enfermedades pueden cambiar de acuerdo al país y depende de cuales  se encuentren erradicadas o no en el mismo.  

Lo importante es seguir el calendario según la edad del bebé y la indicaciones del médico, repetir las dosis en el tiempo indicado para que el pequeño crezca sano y protegido de terribles enfermedades que pueden afectar su salud.

¿Cómo funcionan las vacunas en el organismo del bebé?


Una vez que nuestro organismo ha producido anticuerpos contra los gérmenes modificados que contiene, estos anticuerpos nos protegerán frente a los gérmenes verdaderos causantes de la enfermedad, destruyéndolos y haciendo que no enfermemos. Esta forma de reaccionar “aprendida”, nos proporciona inmunidad ante futuros encuentros con el microorganismo agresor, que desencadenará de nuevo la producción de anticuerpos defensores.

¿Cuándo debemos vacunar a nuestro bebé?


La vacunación debe ser controlada por el médico o pediatra. La primera vacunación infantil se aplica en el centro sanitario donde ha nacido el bebé. Allí recibirá su primera dosis de la vacuna contra la Hepatitis B. A partir de esta fecha, las vacunaciones se irán administrando a los 2 meses de edad, a los 4 meses, 6 meses, 15 meses, 18 meses, 4 años, 11 años y 14 años.

Todos los niños deberán recibir las siguientes vacunas:

Vacuna antihepatitis B (HB).- 3 dosis según tres pautas equivalentes: 0, 1, 6 meses o 0, 2, 6 meses o 2, 4, 6 meses, todas adecuadas para hijos de madres seronegativas (HBsAg neg.), siendo las dos primeras pautas también adecuadas para hijos de madres portadoras del virus de la hepatitis B (HBsAg +).
Vacuna frente a difteria, tétanos y tos ferina acelular (DTPa/Tdpa).
- 6 dosis: primovacunación con 3 dosis de vacuna DTPa; refuerzo a los 15-18 meses (cuarta dosis) con DTPa; a los 4-6 años (quinta dosis) y a los 11-14 años (sexta dosis) con el preparado de baja carga antigénica de difteria y tos ferina (Tdpa).

Vacuna antipoliomielítica inactivada (VPI).
- 4 dosis: primovacunación con 3 dosis y refuerzo a los 15-18 meses (cuarta dosis).

Vacuna conjugada frente al Haemophilus influenzae tipo b (Hib).
- 4 dosis: primovacunación a los 2, 4, 6 meses y refuerzo a los 15-18 meses (cuarta dosis).

Vacuna conjugada frente al meningococo C (MenC).
- 3 dosis: la primera a los 2 meses, la segunda a los 4 ó 6 meses y la tercera entre los 12 y 15 meses de edad.

Vacuna conjugada frente al neumococo (VNC).
- 4 dosis: las tres primeras a los 2, 4, 6 meses con un refuerzo entre los 12 y 15 meses de edad (cuarta dosis). 

Vacuna frente al sarampión, rubeola y parotiditis (SRP).
- 2 dosis de vacuna sarampión-rubeola-parotiditis (triple vírica). La primera a los 12-15 meses, preferentemente a los 12 meses, y la segunda a los 2-3 años de edad, preferentemente a los 2 años.

Vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH).
- Sólo para niñas. 3 dosis entre los 11 y los 14 años. Pauta de vacunación según el preparado comercial: Gardasil® pauta 0, 2, 6 meses y Cervarix® pauta 0, 1, 6 meses.

Vacuna frente al rotavirus (RV).
- 2 ó 3 dosis de vacuna frente al rotavirus según el preparado comercial: Rotarix®, si está disponible, 2 dosis a los 2, 4 meses, y RotaTeq® 3 dosis a los 2, 4, 6 meses o a los 2, 3, 4 meses. La pauta debe completarse antes de las 24 ó 26 semanas de edad, respectivamente.

Vacuna frente a la varicela (Var).
- 2 dosis: la primera a los 12-15 meses, preferentemente a los 12 meses, y la segunda a los 2-3 años de edad, preferentemente a los 2 años. En pacientes susceptibles fuera de las edades anteriores, vacunación con 2 dosis con un intervalo entre ellas de, al menos, un mes.

Vacuna antigripal (Gripe).
- Vacunación anual de pacientes con factores de riesgo y sus convivientes (mayores de 6 meses). Una dosis en mayores de 9 años; entre 6 meses y 9 años se administrarán 2 dosis la primera vez con un intervalo de un mes, y en los años siguientes, si persiste el factor de riesgo, vacunación anual con 1 dosis.

Vacuna antihepatitis A (HA).
- 2 dosis, con un intervalo de 6-12 meses, a partir de los 12 meses de edad. Vacunación de pacientes con indicación por viajes internacionales a países con endemicidad intermedia o alta, o por pertenecer a grupos de riesgo.


¿Qué tipo de reacción producen las vacunas?


Como cualquier medicamento, algunas vacunas pueden producir alguna reacción en el bebé. Las más frecuentes son de tipo local, y se refieren al dolor, inflamación o enrojecimiento en el lugar de la inyección. En algunos casos, puede aparecer un poco de fiebre, normalmente moderada.




Cómo limpiar la nariz del bebé


Los bebés respiran por la nariz y no hay que hacer nada para facilitarles la respiración a menos que tengan la nariz obstruida y esto les impida respirar.
En tal caso lo recomendable es limpiar la nariz del bebé para que pueda respirar por ella y pueda comer sin fatigarse (recordar lo que les cuesta masticar cuando están congestionados).
Antes de explicar nada quiero realizar una puntualización. No siempre que creemos que tienen mocos los tienen. Hay veces en que se atragantan tomando el pecho o el biberón y se les queda un poco de leche en las vías respiratorias.
Esto hace que al respirar se oiga un “crec, crec” que nos haga sospechar un resfriado. Si supieran aclararse la garganta lo solucionarían sin problemas, pero como no saben, se queda la leche en plan “ascensor” hasta que se absorbe o hasta que les vuelve a la boca.
De todas maneras, si es leche, no la veremos por la nariz, así que al no ver mocos no se la limpiaremos.

CUANDO HACERLO 

No hay momento predefinido, ya que si el bebé tiene la nariz obstruida y le está costando respirar y por lo tanto comer, lo mejor es tratar de limpiársela un poco, sin embargo sí es cierto que hay momentos en que el moco sale un poco más fácil, como después del baño, cuando el vapor del agua fluidifica un poco los mocos.

¿Se aspira luego con una pera de goma?

Las peras de goma se utilizaban mucho antiguamente, sin embargo no funcionan demasiado bien y pueden causar problemas.
No se recomienda ajustar al orificio de la nariz porque la aspiración puede ser demasiado fuerte y afectar a los oídos del bebé y porque hay personas que presionan la pera dentro del orificio, para luego aspirar, cuando la presión para hacer el vacío debería realizarse fuera (menudo plan meter aire a presión para luego sacarlo).
El problema de esto es que si no se adapta al orificio de la nariz no se consiguen demasiados resultados, por lo que hagamos lo que hagamos, o no sirve de nada, o corremos el riesgo de hacerle daño al bebé.

¿Y con los aspiradores nasales?

De un tiempo a esta parte se han puesto muy de moda los aspiradores nasales, que constan de una boquilla para el padre o la madre, un tubo y un cabezal que se adapta a la nariz del bebé. En el cabezal hay un filtro para limitar la presión de aspiración y para retener los mocos que llegan (y los cabezales son intercambiables, claro).
Funcionan bastante bien, aunque por experiencia propia la aspiración, pese al filtro, puede llegar a ser excesiva. Lo ideal es tener un poco de cuidado y aspirar suavemente y, si no salen demasiados mocos, volver a echar un poco de suero fisiológico y volverlo a intentar al ratito (que se mojen los mocos).

AL BEBÉ NO LE GUSTA SER ASPIRADO

Pues no, normalmente lo odian y se enfadan bastante cuando lo hacemos. Por eso he tratado de averiguar qué métodos molestan más y cuáles menos.
El que menos molesta es el suero fisiológico calentado gota a gota y sin aspirar. El bebé tiene que estar unos segundos con el suero en la nariz (de lado) y luego lo incorporaremos. De esta manera saldrá el suero con la mucosidad que haya disuelto (y quizá incluso trague un poco de todo ello).
Después vendría el aerosol, que al tener más presión provoca una sensación muy diferente en la nariz y finalmente hablaríamos de la díada suero-aspirador, que es el más efectivo, pero el más molesto. Este método lo dejaría para aquellas ocasiones en que sólo el suero no es suficiente y en que a pesar de realizar lavados el bebé sigue congestionado.

¿Cuántas veces puede hacerse?

Se puede hacer tantas veces como haga falta, aunque debemos tener en cuenta que les molesta. Por eso, si sólo les queda un poco de moco que no les impide respirar ni comer, lo mejor es no insistir y volver a hacer lavados cuando sea preciso.









Consejos para Madres Primerizas


A pesar de haber leído muchos libros sobre bebés y maternidad durante el embarazo, para las nuevas mamás y papás puede resultar muy difícil ajustarse a su nueva vida.
Puede ser que durante las primeras semanas después del parto, al encontrarte en casa con tu bebé sientas que no es tan fácil como habías imaginado, o puede que haya momentos en los que no sepas cómo actuar ni que hacer.
  • Pide a amigos y familiares que te ayuden. Seguro que están dispuestos y pueden ayudarte a lavar ropa, hacer la compra, cuidar a algún otro hijo, prepararte algo de comer, limpiar los platos o recoger la casa.
  • Duerme cuando tu bebé también lo haga. No pienses en todas las tareas que hay por hacer en la casa. Lo más importante es tu recuperación y que descanses, otras cosas como la casa pueden esperar.
  • Evita demasiadas visitas, sobre todo las primeras semanas que es un tiempo de ajuste y además estarás agotada.
  • Prepara comidas sencillas. No tendrás casi tiempo para comidas complicadas, asi que intenta ahorrar tiempo preparando cosas sencillas como ensaladas o sandwiches.
  • Es normal experimentar cambios de humor. Las hormonas pueden hacerte sentir triste o irritable durante 6 semanas después del parto. Si después de este tiempo sigues sintiéndote muy triste, es necesario que consultes con el especialista.
  • Coge a tu bebé en brazos tolo lo que quieras. Es demasiado pronto para poder mal criar a un bebé.
  • Déjate mimar por tu madre, tu pareja o una amiga. Deja que se ocupen del bebé por un rato para que puedas tener un momento de tranquilidad y aprovecharlo para descansar o darte un baño caliente.
  • No intentes hacerlo todo tu sola, lo único que conseguirás es frustrarte y agotarte. Deja que los demás te ayuden si se ofrecen a hacerlo.
  • No te obsesiones con perder el peso ganado durante el embarazo, ya que puede llevarte meses perderlo.
  • Habla con otras mamás. Pregunta dudas y comparte experiencias. Hablar con otras mamás te hará sentir que alguien te entiende muy bien, porque ellas también han pasado por lo mismo.


Cuidados después de una cesárea



Los cuidados del postparto después de una cesárea suelen ser más prolongados que los de un parto vaginal. Tratá de organizarte cuando vuelvas a tu casa ya que vas a estar dolorida y necesitarás cuidar al bebé.


¿Cómo es la recuperación despúes de la cesárea?

 La cesárea es una operación y a diferencia del parto vaginal, requiere de una recuperación postoperatoria y de una internación más prolongada, generalmente entre 2 y 4 días.
Se recomienda caminar lenta y progresivamente desde el primer día de la intervención para mejorar y acortar la recuperación. Y en el caso de sentir dolor, el médico te indicará analgésicos que se pueden tomar aún amamantando. 
Los puntos de la cirugía se retiran entre los 10 y 15 días de realizada la cesárea.

Una vez que te den el alta y puedas regresar a casa, es importante  que te organices bien y pidas algo de ayuda ya que posiblemente estés un poco dolorida y además tienes un bebé para cuidar, por eso es aconsejable aceptar toda la ayuda que puedas necesitar.

¿Cómo se debe higienizar la herida?

Luego del alta, la herida se debe lavar con agua y jabón neutro, se puede poner antiséptico iodado, se seca bien y se coloca una gasa estéril. Luego, se cubre con la faja abdominal, que en general tu médico te indicará usar por 30 días, especialmente ante los movimientos que más requieran utilizar los músculos abdominales como al incorporarte. Así permitirás que se cicatricen y cierren bien todos los tejidos. Si observás que la herida tiene secreciones, esta hinchada o roja debés consultar al médico/a.

Tené en cuenta que podés levantar al bebé, pero intentá no levantar a tus hijos más grandes, al menos durante los primeros 15 días. 

Recuerda que no se puede hacer gimnasia, al menos durante el primer mes.

¿Cuándo se pueden reiniciar las relaciones sexuales?


Es prudente esperar 45 días luego de la cesárea antes de reiniciar las relaciones sexuales. Es importante tomar precauciones anticonceptivas para prevenir nuevos embarazos. 

Durante la lactancia hay anticonceptivos orales que son muy efectivos y que además son inocuos para el bebé. Otra buena opción anticonceptiva es el DIU (espiral).

¿Cuándo se puede empezar a hacer actividad física después de una cesárea?


Para comenzar con actividad física o gimnasia después de una cesárea, la mamá debe contar con el alta del médico que determinará si está todo bien como para empezar con ejercicios. Esto suele suceder al mes de la cesárea, cuando la herida ya cicatrizó, de todas maneras depende de cada mujer, hay quienes deben esperar más de un mes para que desaparezcan las molestias y el tirón en el bajo vientre, por eso es fundamental tener el alta médica.

En el caso de una cesárea, sucede que en el postparto pueden costar cosas tan básicas como sentarse en la cama, pues al sentarse se hace fuerza con el abdomen y duele, por eso la mamá debe incorporarse yendo hacia un costado y desde allí levantarse. Como hay una herida que está en proceso de cicatrización y como eso genera dolor y molestias físicas, se debe postergar el inicio de los movimientos hasta que la mamá deje de sentir dolor en la herida. Una vez que la herida está cicatrizada y no se sienten molestias, se puede empezar con ejercicios suaves para la pared abdominal, teniendo en cuenta que como hubo un corte se pierde mucho la sensibilidad de la zona y la fuerza de la panza.
Lo que sí se puede hacer de inmediato y es importante, son los ejercicios para favorecer la contracción del piso pelviano, pues si bien el bebé no pasó por ahí, esa zona se vio fuertemente exigida para sostener los órganos internos, entre ellos el útero con el bebé.

¿Cuándo recomienzan los ciclos menstruales?


Durante la lactancia, lo habitual es que no se produzca la ovulación. Si bien esto es frecuente, no es siempre así, y luego de 45 días después del parto pueden reanudarse los ciclos menstruales. Por esta razón, no hay que confiarse en la lactancia como método anticonceptivo, ya que puede fallar. 

Hay mujeres que menstrúan hasta 30 ó 40 días posteriores a suspender la lactancia, al igual que aquellas que no amamantan, aunque esto es muy variable de mujer a mujer.

¿Cuándo puedo buscar un nuevo embarazo?


Después de una cesárea, se aconseja una espera de al menos 18 meses para la búsqueda de un nuevo embarazo.

Hasta hace poco tiempo, se consideraba que debían pasar dos años de la cesárea para poder tener chances de un parto vaginal. Actualmente, no sólo se evalúa el tiempo que ha pasado desde la cesárea, sino también otros factores como la causa de la cesárea anterior, condiciones obstétricas adecuadas para un parto vaginal, tamaño del bebé, entre otras.

¿Cuántas césareas es posible tener y con qué frecuencia?


Se aceptan hasta tres cesáreas, en períodos superiores a un año entre una y otra. Hay excepciones que han llegado hasta cinco, lo cual no es lo recomendable por las complicaciones que puedan surgir (rotura uterina).









Estreñimiento en los bebés


El estreñimiento es un trastorno que se caracteriza por la dificultad o la imposibilidad de evacuar que tenga una persona. Durante los primeros meses de vida de un bebé, tanto la coordinación entre los movimientos de su intestino así como la relajación del esfínter de su ano, no es muy eficiente o no ha madurado lo suficiente. En estos casos, es normal que el pequeño se muestre molesto, llore con insistencia, levante sus piernas y se ponga rojo para intentar empujar las heces.


¿Cuándo se puede decir que un bebé está estreñido?


Se puede decir que un bebé está estreñido cuando el pequeño se vuelve nervioso e intranquilo. Se mueve las piernas incesantemente, se pone rojo del esfuerzo, y no hace más que llorar, claro. Los gases y los cólicos son inevitables cuando el bebé se encuentra en este estado. Según los especialistas, durante la lactancia materna los bebés suelen ensuciar los pañales casi cada vez que comen con heces algunas veces heces pequeñas y otras más abundantes. La frecuencia de evacuación se va disminuyendo a medida que los bebés crecen. A partir de los 2 meses de edad generalmente ellos sólo evacuan una o dos veces al día. Todo dependerá del tipo de alimentación que reciba como también de su propia naturaleza, si el pequeño tiene alergia, etc.

El estreñimiento en el bebé requiere una intervención rápida de los padres y del pediatra, para evitar que el problema se convierta en una molestia crónica, o que se complique. Cuanto más tiempo estén las heces en el colon del bebé, mas secas y duras se volvlerán, y su eliminación será aún más difícil y dolorosa.

Qué hacer para remediar el estreñimiento


Cuando las deposiciones del bebé escasean, primero hay que descartar la posibilidad de que él esté mamando bien; si el bebé no come, no es que se estriñe sino que no tiene nada que evacuar. En los primeros días de vida, el bebé debe evacuar por lo menos tres veces al día, si no lo hace debe ser porque está recibiendo poca alimentación. Si el bebé deja de evacuar en uno o dos días, y cuando vuelva a hacerlo sus heces estén duras y secas, puede que haya dejado de evacuar por estreñimiento. En este caso, se debe comentar al pediatra.
Para aliviar el estreñimiento de los bebés, los padres pueden añadir un poco de agua extra a la fórmula del biberón. El agua ablandará un poco las heces y evitará que sean retenidas en el colon del pequeño. Algunos pediatras, de hecho, recomiendan rebajar los biberones un poco, poniendo 35 ml en lugar de 30 ml de agua por cada medida rasa de leche. Si el estreñimiento en el bebé se vuelve persistente, es aconsejable que pida la orientación médica.
Existen en el mercado leches "anti-estreñimiento", adecuadas para aliviar el problema. Otra opción son los baños con agua templada. Un beneficio para tránsito intestinal del bebé. Los masajes también son muy estimulantes para ayudar a evacuar al bebé. Se puede flexionar las piernas del pequeño sobre el abdomen, haciendo movimientos circulares; posicionar la mano sobre la tripita del bebé (a la altura del ombligo), y hacerle un masaje más profundo y en horizontal, con la palma y la base de los dedos. Un masaje en la espalda del bebé, con movimientos de arriba abajo, también puede ayudar al bebé a que evacúe.
Hay padres que optan por introducir la punta del termómetro, aunque este método no ofrece ni un tipo de seguridad y presente riesgos de lesiones al bebé. También hay los que optan por dar un zumo de naranja muy rebajado en agua al pequeño. En uno o en otro caso, es recomendable que se escuche la opinión del pediatra. De todos modos, es bueno que se sepa que el estreñimiento puede dejar de molestar a los bebés a partir del cuarto mes de vida, cuando, por determinación médica, empiezan a alimentarse con compotas, purés, y cremas de frutas y verduras, ricas en fibras.



13 Consejos para una buena alimentación del bebé



La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. No sólo por su composición, sino también por el vínculo afectivo que se establece entre la madre y su bebé durante el acto de amamantar. La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante sus primeros meses de vida, protege al bebé frente a muchas enfermedades tales como catarros, neumonía,diarreas, otitis, infecciones de orina, e incluso, prevenir otras patologías futuras como asma, alergias, obesidad, etc.
No obstante, la leche materna no sólo es buena para el pequeño, sino también para la madre. Las mujeres que amamantan a sus hijos pierden el peso ganado durante el embarazo más rápidamente, y difícilmente padecerán anemia, hipertensión y depresión posparto.

CONSEJOS

1. Procura amamantar a tu bebé hasta los seis meses, sin ofrecerle formulas industrializadas ni otro tipo de alimento de la semana 17 ni mas lejos de la semana 26.

2. No fuerces al bebé para que ingiera los alimentos sólidos; quizá necesite 10 a 15 exposiciones de un producto de aceptarlo. Si rechaza algún alimento, ofréceselo nuevamente una a dos semanas después.

3. Introduce un alimento a la vez y vigila si se presentan reacciones en los cinco o siete dias posteriores. Inicia con porciones de una a dos cucharadas una vez al día, e incrementalas paulatinamente.

4. Del inicio de la alimentación sólida a dos meses después, aumenta de uno a tres alimentos y dos colaciones por día. Permite que tu bebé regule lo que quiera comer.

5. En cuanto el pediatra indique que puedes darle cereales, elige versiones fortificadas con hierro. El hierro evita la anemia por deficiencia de ese mineral y el desarrollo de problemas neurologicos relacionados con una baja de oxigenación del cerebro.

6. Considera iniciar la ablactación con verduras y no con frutas, para evitar que el bebé rechace las primeras al acostumbrarse al sabor del dulce.

7. Prefiere los alimentos naturales sobre los industrializados.

8. Retarda la introducción de potenciales alérgenos como el pescado y huevo hasta los nueve meses.

9. Ofrece la leche sin suplementos, evitando mezclarla con chocolate, vainilla, cereales, etc.

10. Reserva los alimentos ricos en proteínas para después de los nueve meses de edad.

11. Limita el consumo de jugo de frutas al día, después de los seis meses de edad. Ofrecelos al bebé en vaso entrenador, para obviar el consumo excesivo.

12. Evita darle endulzantes, naturales (miel, azúcar, mermelada, etc.) bebidas con cafeína, sal en exceso y alimentos con alto contenido calórico .

13. Al iniciar la ablactación pide asesoría al pediatra o nutriólogo para ofrecer a tu bebé un menú balanceado, que contengan 55 a 60 % de carbohidratos, 15 a 20 % de proteínas y 20 a 25 % de lípidos.

Como cuidar los oídos de tu bebé.


En nuestra serie de cuidados del recién nacido nos detenemos hoy en los oídos del bebé, una parte muy delicada del cuerpo de los pequeños que no siempre sabemos cómo asear. Y lo primero que hay que decir es que un bebé recién nacido difícilmente tendrá los oídos con suciedad, por lo que no es necesario la limpieza rutinaria. Los oídos apenas requieren una limpieza superficial.
Los oídos pueden producir algo de cerumen (cera), una sustancia pegajosa de color amarillento que protege el oído. Nunca hemos de intentar sacar la cera del oído del bebé introduciendo ningún objeto, ni siquiera bastoncillos de algodón.

LA CERA PROTEGE LOS OÍDOS

El cerumen que producen los oídos tiene la función de proteger al órgano de elementos extraños como el polvo. Por ello no hemos de obsesionarnos en limpiarla, y menos introduciendo objetos alargados en el oído. Ello es debido a que podríamos causar el efecto contrario, haciendo que restos de cera se introduzcan en el oído del bebé y originando un tapón de cera.
Además, estos objetos alargados podrían dañar al tímpano si los introducimos en exceso, algo que puede suceder accidentalmente si el bebé hace un movimiento inesperado con la cabeza. Por supuesto, nada de objetos punzantes como palillos u horquillas, que pueden resultar muy peligrosos. Lo mejor es emplear una toallita o paño húmedo, o bastoncillos para el exterior.
Si durante la limpieza del oído notamos que el bebé tiene algo de cera casi a la entrada del oído, podemos intentar retirarla con un pañito humedecido sin introducirlo, limitando la limpieza a las partes que logremos alcanzar y siempre con movimientos hacia fuera.

¿QUE EXISTE PARA LIMPIAR LOS OÍDOS DEL BEBE ?

La limpieza de los oídos debe limitarse a su parte externa con el ánimo de no causar daños ni generar un taco de cera en su parte interna. Para asear los oídos, basta un poco de agua enjabonada o un paño humedecido que recorra todo el pabellón auricular. Lo podemos hacer perfectamente en el momento del baño.
En el baño lo más probable es que caiga agua en los oídos del bebé al lavarle la cabeza, aunque hemos de procurar que no se introduzca, ladeando la cabeza del bebé cuando vaya a caerle el agua desde arriba, una vez para cada lado. Habremos de secar cuidadosamente con la toalla de algodón ese agua que se ha quedado en el pabellón auricular del bebé, lo cual servirá de limpieza.
Si vemos que queda agua en la entrada del oído interno, no debemos incidir (del mismo modo que si hubiera cera) para no dañar esa delicada zona. Las pequeñas pilosidades que hay se encargarán de “recoger” esa agua para que no se introduzca en el oído.
Para la limpieza del pabellón externo sí que podemos usar bastoncillos auditivos. Tanto si usamos bastoncillos como un pañito, habremos de proceder del mismo modo. Sujetaremos bien la cabeza ladeada del bebé, y pasaremos el bastoncillo por el pabellón auditivo siguiendo la forma de la oreja y de dentro hacia fuera.



Alimentación de un bebé

Durante los primeros 6 meses de vida del bebé, la alimentación ideal es la leche materna en forma exclusiva, es decir pecho y solamente pecho. Al llegar a los 6 meses, se iniciará la introducción de los primeras papillas.


a alimentación ideal en los primeros 6 meses de vida es la leche materna de manera exclusiva. Es decir, únicamente pecho.

Se ha demostrado, mediante estudios realizados en las últimas décadas, que la lactancia materna posee los mayores beneficios, ya que protege al bebé de muchísimas infecciones y se reconoce una disminución de diarreas, otitis, catarros y alergias en los bebés alimentados de esta forma. No hay ningún otro alimento que pueda imitar sus cualidades.

La lactancia no sólo beneficia al bebé, también beneficia a la madre, ya que permite que el útero recupere de manera más rápida su tamaño normal. Esto le permite a la mujer recuperar el cuerpo que tenía antes del embarazo.

Si por algún motivo la lactancia natural no fuera posible, el bebé debe tomar leche de fórmula, maternizada (leche de vaca modificada y enriquecida similar a la leche materna) durante sus primeros seis meses.

6 MESES, VARIEDAD DE ALIMENTACIÓN 


El bebé puede comenzar con sus primeras papillas al llegar a los 6 meses, de manera paulatina. En esta etapa, la alimentación es mixta o complementaria, ya que la introducción de los primeros semisólidos tiene una función más de aprendizaje que de nutrición, pero la alimentación básica del bebé seguirá siendo la leche. 

A comer bien se aprende porque la alimentación es un hábito. Cuando el bebé comienza a introducir sus primeros alimentos, comienza a formarse el hábito alimenticio que lo acompañará toda la vida.

En esta etapa, podemos comenzar a darle:
  • Purés de verdura: papa, zanahoria, brocoli, chayote, calabaza, elote, espinacas .
  • Cereales de avena y arroz (usarse moderadamente).
  • Purés de frutas: manzana, banana, pera, mango, durazno, papaya, melón.
  • Jugos Naturales de preferencia.
La fruta puede ser natural o cocida tipo compota, ya que aportan vitaminas, proteínas, minerales y fibras.

7 MESES

Llegados los 7 meses se le puede dar al bebé flanes o postrecitos, caseros o comprados, que pueden reemplazar a la fruta del postre. 

También se incorporan las verduras de hoja verde.

Se le puede dar polenta y sémola. También podemos comenzar a darle arroz, pero previamente tamizado -es decir, hecho papilla- para evitar que el pequeño se atragante con los granos.

Las carnes rojas como las blancas también pueden incorporarse alrededor del séptimo mes. Las carnes le aportarán fundamentalmente las proteínas necesarias para el crecimiento. Estas deben estar siempre perfectamente cocidas.

El hígado, que es una importante fuente de hierro y proteínas, también puede incorporarse alrededor de los 7 meses.




8 MESES

Al octavo mes, el bebé incorporará la segunda comida del día: si la primera comida era el almuerzo, será la cena, o viceversa.  

ALGUNAS PREGUNTAS COMUNES :


-¿A qué edad pueden empezar a comer maizena?
A los 6 meses.
-Si le damos pollo, ¿cuál es la mejor forma de cocinarlo? ¿asado al horno? ¿a la plancha? ¿hervido?
Todas son buenas, lo importante es cortarlo chiquito y sin huesitos
- Idem carne de vaca y de pescado
El pescado puede ser incorporado luego del año del bebé porque da más probabilidades de alergias.

- ¿Cuál es el pescado que mejor se adapta a los bebés, por el tema de las espinas o por otra razón?
Merluza filet o cualquier filet.

- ¿Y el hígado?
Es buenísimo y aporta hierro a la dieta del bebé.

- ¿Cuándo pueden comer huevo? ¿empezar con la clara o la yema?
La yema ya la pueden comer en tortillas, purés o comidas a los 7 u 8 meses y el huevo entero al año.

- ¿Conviene empezar con jugos cítricos,o no cítricos?
Convienen los jugos naturales de frutas, solos sin agregados. Es lo mismo empezar con cualquiera de ellos. (recordá que hasta el año no debería incluirse ni el kiwi ni la frutilla en la dieta de tu hijo).


ALERGIAS


Hay alimentos que no conviene incluir antes del año. Especialmente si en la familia hay antecedentes alérgicos. Entre ellos:

Huevos (se aconseja hasta dos por semana, ya sea cocido o pasado por agua.

Pescado

Chocolate

Dulce de leche

Frutillas y kiwis (pueden dar alergias cutáneas)


Como cuidar las uñas del bebé


Uno de los consejos que nos suelen dar a los papás recientes es que no cortemos las uñas al bebé recién nacido. Pero, ¿en qué se basa esta recomendación? ¿Es cierto que no podemos cortar las uñas al bebé? Parece que no hay ningún fundamento para hacer tal prohibición, aunque sí existen ciertas creencias populares falsas, desde que las uñas le crecerán con menos fuerza hasta barbaridades como que el bebé será tartamudo.
En todo caso, se trataría más que nada de una cuestión de prudencia, pues los bebés tienen las uñas muy blanditas al nacer, y el movimiento descontrolado de las manos podría hacer más difícil la operación de cortar las uñas. Pero si el bebé está tranquilo o duerme, no hay por qué temer recortarle las uñas en el caso de que fuera necesario, que no siempre lo es, pues normalmente al nacer las uñas no sobresalen del borde del dedo.
Sin embargo, algunos bebés nacen con las uñitas largas, sobre todo si se han retrasado respecto a la fecha prevista del parto. Ello puede hacer que,en sus movimientos de brazos, acaben arañándose la cara. Por eso se recomienda llevar unas pequeñas manoplas de bebé al hospital, para evitar esas pequeñas heridas, que pueden suceder aun cuando las uñas sean bien cortitas.
Para cortar las uñas del bebé hemos de tener en cuenta que son muy blandas y están muy pegadas al dedito. Maniobrar para realizar la operación en unos miembros tan diminutos no es difícil, pero requiere delicadeza y buen pulso.
De momento no es necesario limarlas, para ello nos esperaremos a que sean algo mayores, cuando las uñas están más duras y hay que igualarlas para que no comporten peligro. El mejor momento para cortar las uñas dependerá de cada bebé, pero en general se trata de buscar su tranquilidad.
Después del baño, cuando están relajados, puede ser un buen momento, además las uñas se reblandecen más. También es buen momento cuando están dormidos y si somos sigilosos no nos sorprenderán con movimientos inesperados. Aunque, conforme vayan creciendo, lo mejor es ir incorporando esta práctica de higiene a sus hábitos para que lo vea como algo natural y no tenga temores.
Hay madres que, cuando el bebé es recién nacido, prefieren cortar las uñas al bebé mordiéndolasellas mismas, porque consideran que de ese modo, con la boca, tienen un mayor control de movimientos y evitan morder por error la piel del dedo. A mí no me da demasiada confianza esta práctica, tal vez porque no he tenido problemas para utilizar cortauñas, pero no creo que sea perjudicial. Es más, me da la impresión de que debe ser una práctica instintiva que tal vez emplearan nuestros antepasados lejanos con naturalidad, cuando no se tenían otras herramientas mejores.
Un último consejo: debemos observar el color de las uñas para detectar posibles infecciones o que la uña se haya clavado en la piel. El color normal es rosado y habitualmente se percibe el pequeño semicírculo blanco en su base. Si detectamos cualquier anomalía, debemos acudir al pediatra.