jueves, 2 de agosto de 2012

Cómo limpiar la nariz del bebé


Los bebés respiran por la nariz y no hay que hacer nada para facilitarles la respiración a menos que tengan la nariz obstruida y esto les impida respirar.
En tal caso lo recomendable es limpiar la nariz del bebé para que pueda respirar por ella y pueda comer sin fatigarse (recordar lo que les cuesta masticar cuando están congestionados).
Antes de explicar nada quiero realizar una puntualización. No siempre que creemos que tienen mocos los tienen. Hay veces en que se atragantan tomando el pecho o el biberón y se les queda un poco de leche en las vías respiratorias.
Esto hace que al respirar se oiga un “crec, crec” que nos haga sospechar un resfriado. Si supieran aclararse la garganta lo solucionarían sin problemas, pero como no saben, se queda la leche en plan “ascensor” hasta que se absorbe o hasta que les vuelve a la boca.
De todas maneras, si es leche, no la veremos por la nariz, así que al no ver mocos no se la limpiaremos.

CUANDO HACERLO 

No hay momento predefinido, ya que si el bebé tiene la nariz obstruida y le está costando respirar y por lo tanto comer, lo mejor es tratar de limpiársela un poco, sin embargo sí es cierto que hay momentos en que el moco sale un poco más fácil, como después del baño, cuando el vapor del agua fluidifica un poco los mocos.

¿Se aspira luego con una pera de goma?

Las peras de goma se utilizaban mucho antiguamente, sin embargo no funcionan demasiado bien y pueden causar problemas.
No se recomienda ajustar al orificio de la nariz porque la aspiración puede ser demasiado fuerte y afectar a los oídos del bebé y porque hay personas que presionan la pera dentro del orificio, para luego aspirar, cuando la presión para hacer el vacío debería realizarse fuera (menudo plan meter aire a presión para luego sacarlo).
El problema de esto es que si no se adapta al orificio de la nariz no se consiguen demasiados resultados, por lo que hagamos lo que hagamos, o no sirve de nada, o corremos el riesgo de hacerle daño al bebé.

¿Y con los aspiradores nasales?

De un tiempo a esta parte se han puesto muy de moda los aspiradores nasales, que constan de una boquilla para el padre o la madre, un tubo y un cabezal que se adapta a la nariz del bebé. En el cabezal hay un filtro para limitar la presión de aspiración y para retener los mocos que llegan (y los cabezales son intercambiables, claro).
Funcionan bastante bien, aunque por experiencia propia la aspiración, pese al filtro, puede llegar a ser excesiva. Lo ideal es tener un poco de cuidado y aspirar suavemente y, si no salen demasiados mocos, volver a echar un poco de suero fisiológico y volverlo a intentar al ratito (que se mojen los mocos).

AL BEBÉ NO LE GUSTA SER ASPIRADO

Pues no, normalmente lo odian y se enfadan bastante cuando lo hacemos. Por eso he tratado de averiguar qué métodos molestan más y cuáles menos.
El que menos molesta es el suero fisiológico calentado gota a gota y sin aspirar. El bebé tiene que estar unos segundos con el suero en la nariz (de lado) y luego lo incorporaremos. De esta manera saldrá el suero con la mucosidad que haya disuelto (y quizá incluso trague un poco de todo ello).
Después vendría el aerosol, que al tener más presión provoca una sensación muy diferente en la nariz y finalmente hablaríamos de la díada suero-aspirador, que es el más efectivo, pero el más molesto. Este método lo dejaría para aquellas ocasiones en que sólo el suero no es suficiente y en que a pesar de realizar lavados el bebé sigue congestionado.

¿Cuántas veces puede hacerse?

Se puede hacer tantas veces como haga falta, aunque debemos tener en cuenta que les molesta. Por eso, si sólo les queda un poco de moco que no les impide respirar ni comer, lo mejor es no insistir y volver a hacer lavados cuando sea preciso.









No hay comentarios:

Publicar un comentario